Una de las funciones más relevantes del diseño es la que tiene que ver con el significado. Reconocer la función de un elemento o la realidad a la que hace referencia es esencial en el diseño. El receptor de un mensaje visual decodificará el significado en función de sus conocimientos, experiencias anteriores y su nivel cultural, pero también de sus habilidades físicas.
En un mundo global e interconectado, en un mercado cada vez más universal, resulta imprescindible diseñar para todos. De esta necesidad surgen nociones como el diseño universal, accesible o inclusivo.
Este diseño universal es un paradigma que se basa en desarrollar elementos y entornos gráficos de fácil acceso para el mayor número posible de individuos sin que sea necesario crear versiones adaptadas. Partiendo de la idea de que el ser humano es diverso y de que el diseño debe basarse siempre en la resolución de problemas, surge esta visión holística del diseño inclusivo o universal.
Dentro de este paradigma podemos encontrar conceptos más concretos como el diseño accesible o el diseño transgeneracional. El primero hace referencia al diseño de elementos decodificables por personas con diversidad funcional, mientras que el segundo se centra en crear productos y entornos que eliminen aquellos obstáculos y limitaciones que derivan del envejecimiento humano.
Diseño universal en el packaging
¿Qué significa el diseño inclusivo cuando hablamos de packaging? ¿Cuáles son las implicaciones de este paradigma en un supermercado? La función de este tipo de diseño resulta muy fácil de entender cuando pensamos en una persona ciega o con algún grado de reducción en la capacidad visual. Ante esta condición y a la hora de hacer una compra de manera autosuficiente, la respuesta táctil se convierte en clave para reconocer un producto. La forma, el peso, la textura del envase, etc., son algunos de los elementos que ayudarán al consumidor a saber qué producto está comprando.
Los productores de envases y de material promocional para gran consumo deben tener esto en cuenta a la hora de innovar en sus diseños. El consumidor, sean cuales sean sus capacidades cognitivas o sensoriales, guardará en su imaginario estos detalles de forma, peso, etc. Respetar este tipo de atributos puede ser clave para el éxito de la compra.
Hacia un diseño inclusivo
Conseguir un packaging más accesible debería ser un objetivo para todos. No en vano, organizaciones como el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad han presentado recientemente una queja ante el Defensor del Pueblo para que se regule el etiquetado el braille de los productos de gran consumo. En España, este tipo de etiquetado solo es obligatorio en los medicamentos, pero países como Portugal han regulado por ley el etiquetado accesible en todos los productos de gran consumo.
Un tetra-brik de leche es igual al tacto que uno de vino o de caldo. Una lata de refresco puede confundirse perfectamente con una de cerveza. El etiquetado en braille es sin duda la mejor solución, pero puede apoyarse desde el propio diseño universal mediante envases con relieves y formas diferentes que contribuyan a reconocer un producto al tacto.
La accesibilidad y la universalidad deben ser metas en el desarrollo de productos de consumo en el camino hacia una sociedad sostenible e igualitaria.