El pasado verano hablábamos del punto de venta móvil como una oportunidad de negocio que no se suele tener en cuenta muy a menudo a la hora de diseñar las estrategias anuales de logística promocional. Está claro que los festivales —eventos cada vez más comunes, con unos 900 cada año en España— son un escaparate muy importante para las marcas.
Durante el verano, la actividad promocional en el punto de venta suele disminuir debido a la menor afluencia de clientes, excepto en aquellas zonas en las que la población crece en número a causa del turismo.
Por este motivo, los festivales se han transformado en el foco al que muchas marcas dirigen sus esfuerzos promocionales en dicha época del año. Especialmente son las marcas de bebidas y en general aquellas dirigidas al consumo en el tiempo de ocio las que más han sabido explotar esto. ¿Qué pasa con el resto de marcas? ¿Cómo afrontan una campaña móvil o de punto de venta itinerante?
Implantaciones y montajes sobre ruedas: el road show
En muchas películas y series antiguas —o que hacen referencia a la antigüedad— podemos ver cómo aquellos mercaderes del medievo o vendedores del salvaje oeste vivían prácticamente de gira con sus productos, acudiendo a ferias y eventos o simplemente apareciendo en una nueva población cada día. Esta práctica, lejos de haberse extinguido, conserva a día de hoy un potencial excepcional para las ventas, así como la posibilidad de dar a conocer un producto o marca a la vez que llevamos un control exhaustivo de costes de distribución.
Salir a mostrar la oferta a través de eventos itinerantes es una práctica muy relacionada con la omnicanalidad y que puede reportar grandes beneficios a la marca. Con un enfoque simplemente de branding o para mostrar un nuevo producto —y a la vez testar la respuesta del público—, un road show de marca aportará una serie de valores más allá del clásico posicionamiento del producto en los expositoresde un supermercado o con PLV .
Por un lado, en términos de branding o imagen de marca, “sacar a la calle” el producto permitirá acercarnos al consumidor directamente en su lugar de trabajo, estudios o de ocio, consiguiendo así que nos perciba como cercanos, amigables y accesibles.
Además, los materiales promocionales que acompañan al producto, podrán aportar un gran valor añadido a la marca. De esta manera resultará mucho más sencillo hacer llegar al consumidor los mensajes seleccionados para el evento con un control mucho mayor.
Por último, hay que tener en cuenta todo lo que nos aporta la posibilidad de llevar a cabo una estrategia de itinerancia exhaustiva, planificada mediante las últimas técnicas del geomarketing y de la logística promocional.