No hace falta decir que nos hemos acostumbrado al uso de plásticos en nuestra vida diaria hasta el punto en que reducirlo —no digamos ya eliminar el hábito por completo— se nos plantea como un reto. En la mayor parte de los casos, esto ocurre tanto a nivel doméstico como industrial.
Por supuesto, el plástico ha sido una de las innovaciones más transformadoras de la industria y ha traído consigo un crecimiento económico especialmente relevante a nivel global. En el proceso de fabricación, el material plástico es uno de los que menos gasto de energía requieren. Se trata de un material de alta resistencia y gran versatilidad que además es inerte e higiénico.
Sin embargo, desde el punto de vista del medio ambiente, el uso de plásticos ha demostrado ser uno de los peores enemigos de la sostenibilidad. A pesar del ahorro de energía en su producción, el proceso de reciclaje o de desecho resultan ser extremadamente insostenibles.
A nivel mundial, el reciclaje del plástico depende en gran medida de la compra del mismo en subasta por parte de compañías que se dedican al reciclaje, o incluso por terceros países —generalmente países en desarrollo— que estén dispuestos a adquirir estos materiales para su procesado.
El propio sistema de reciclaje recibe muchas críticas por este último motivo; se pierde trazabilidad de los materiales, resultando en falta de información sobre cómo se procesan y, además, países como China —que adquirían un altísimo porcentaje de estos materiales desechados en otros países— están dejando de comprar. Por estas razones, se sigue animando al reciclaje, pero también a la reducción.
Reducir el uso de plásticos en el punto de venta
Para los supermercados, reducir el uso de plásticos es ya una cuestión de responsabilidad medioambiental, y son muchos los que plantean alternativas más ecológicas a las tan habituales bolsas de la compra en el punto de venta. Estas alternativas suelen estar fabricadas en fibra natural, polímeros compostables o directamente en papel.
Pero no todo son las bolsas de la compra. La cantidad de plásticos presentes en envases —tanto en los packaging finales como en los utilizados durante el proceso logístico— es aún muy elevada.
La cadena de supermercados holandesa Ekoplaza acaba de poner en marcha en Ámsterdam una sección 100% libre de plásticos. La sección, que actualmente se compone de un pasillo con más de 700 productos disponibles, se expandirá a lo largo de las 74 plazas con las que cuenta la cadena en todo el país durante este año 2019.
Estos productos utilizan para sus envases materiales como el papel, el cartón y otros materiales degradables y compostables. Este paso, que supone un grandísimo avance, debería venir seguido de la implantación de una logística sostenible, asegurando la eliminación del plástico en todos los procesos relativos a su transporte.